Desparasitación

Es curioso como sin dudarlo desparasitamos nuestras mascotas con cierta periodicidad, pero no se nos ocurre que nosotras deberíamos hacer lo mismo. La desparasitación humana parecería ser un tema tabú y no existen campañas de publicidad que la mencionen. Los parásitos son nuestros depredadores!

Es común utilizar yuyos* (hierbas o plantas medicinales) para la desparasitación. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los yuyos son eficaces ni seguros para este propósito, y es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de utilizar cualquier remedio herbal para la desparasitación.

*Yuyo significa comida en Quechua

La medicina aborigen observa lo que sucede y los aborígenes observaron que para tener un estado de salud óptimo lo primero que hay que hacer es limpiar el cuerpo. Se fijaron en los yuyos que limpian la Pachamama y dedujeron que los yuyos amargos, que generalmente crecen sobre lugares intervenidos por el hombre como baldíos y escombros, son los encargados de recuperar la calidad del suelo. La medicina moderna interpreta el funcionamiento del cuerpo, no lo observa. Para la medicina aborigen, tradicional, de más de mil años, la limpia es volver al equilibrio y no tiene ningún peligro. Esta es la medicina que sigue el ritmo de la Pachamama. La limpia es un intento del cuerpo para eliminar toxinas. Si la Tierra ha logrado sanar sus males con la generosidad de las plantas, ¿por qué no podemos entonces curarnos nosotras mismas con ellas?

Las plantas rastreras aclaran nuestra mente, nos quitan ese diálogo interior, esa voz que nos juzga y nos hace perder energía. La mente no es para pensar, es para que al permanecer silenciosa acumulemos energía. Tiene una directa vinculación con el estómago, más sucio está este órgano más imparable resulta el diálogo interno. Una mente quieta y silenciosa además de acumular energía, nuestro tesoro más preciado, nos brinda una sensación de paz y vitalidad increíble. Comenzamos el camino de la curación con estas plantas, eliminando ese diálogo y a la vez limpiando nuestro aparato digestivo para asimilar mejor los nutrientes y sentimos más livianas.

Cada persona puede reaccionar de manera diferente a estos tratamientos y es posible que puedan aparecer síntomas “curativos” normales, leves y transitorios. Puede aparecer fiebre o febrícula, mocos en nariz, garganta, oídos y bronquios, eccemas en la piel, urticaria, diarrea, flujo vaginal, etcétera. Todo se debe al genuino proceso de curación interna, la inteligencia del cuerpo en acción. Un reconocimiento donde el síntoma habla de una causa más profunda, una historia que no estamos viendo o escuchando.

Después de tomar un yuyo para la limpia, por lo menos un ciclo lunar completo, conviene desparasitarnos ya que nuestro único problema, según la medicina natural, son los parásitos. En la cadena alimentaria todos tenemos que comer a otro para mantener el equilibrio y el parásito es nuestro depredador mientras que bacterias, virus y hongos son nuestros aliados. Recientes brotes de de Cryptosporidia, Cyclospora y Giardia en ciudades como Nueva York, Las Vegas y Londres sugieren que no está a salvo ninguna área ni clase social. Todes estamos expuestos a nuestros depredadores, los parásitos. Estos parásitos viven a nuestra costa. Los parásitos son los organismos vivos más antiguos del planeta, viven de otros organismos del cual obtienen todos sus nutrientes, sin aportarle beneficio alguno. Nos exigen comer harinas, lácteos y dulces. Los parásitos intestinales previenen a cientos de personas de recibir una nutrición completa de la comida que consumen.

Las plantas antiparasitarias no solo matan esos huéspedes que nos alteran el sistema nervioso, sino que además van despojándonos de creencias. Las creencias son deseos, ideas auto limitantes que sirven en un momento para una situación en particular, pero luego se vuelven una pesada carga, nos exigen umodo de pensar, actuar y comportarnos, consumen nuestra energía al igual que los parásitos. Además a esas ideas le depositamos toda nuestra fe, nuestro poder según los aborígenes, y así vamos perdiendo poder personal, el poder de autocuración, el poder para cambiar lo que no nos gusta, los hábitos dañinos, el poder de sentirse plena, libre, feliz, presente en mi cuerpa, en mi cotidianeidad, el poder de enfrentar los miedos, el poder para ser yo misma.

Cualquier ser humano (excepto embarazadas) puede desparasitarse. Si es tu primera vez te sugiero que lo hagas acompañado/a de una persona con experiencia en el tema que pueda escuchar y sostener tu proceso.

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Cualquier ser vivo que come bien y se desparasita, está sano

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